sábado, 26 de junio de 2010

Parecidos de familia

Uno comprende mejor lo que ha visto dos veces. Es señal de prudencia, sin duda. También signo de lucidez y carácter. Una mujer, un libro, una canción –por ejemplo– pronto nos decepcionan o nos asombran. Toma su tiempo darse cuenta de que estábamos equivocados. Y toma más tiempo reparar en que no lo estábamos. Digamos, pues, que es parte de nuestra condición de seres circunstanciales volver sobre las cosas, observarlas de nuevo, encontrarse otra vez en los mismos sitios haciendo lo mismo de la misma forma. Y todo –naturalmente– para nada, o para casi nada.

Hay algo –entendámonos– que nos impulsa a la repetición. Algo que sobrepasa la prudencia. Nos sentimos seguros frecuentando los mismos lugares, hablando con nuestros viejos amigos. Necesitamos hábitos, vicios, reiteraciones. El mundo –aún cuando nos emocione viajar y descubrir experiencias nuevas– requiere, para su cabal funcionamiento, volverse familiar, conocido, predecible. Sabemos quiénes somos y lo que queremos; y lo que somos y queremos es, a fin de cuentas, lo de siempre.

En la repetición está el gusto, dicen. Ello explica que obsesivamente consumamos remakes de hace 20, 30 ó 40 años. Como los episodios de El Chavo emitidos desde 1973 (y actualizados en su versión animada). Como los dibujos de Disney masificados por más de medio siglo. Como las siete películas de Batman. Como las 21 temporadas de los Simpsons. Como las telenovelas mexicanas sucediéndose por décadas. Como la foto del Che Guevara. Como los Beatles. Como los libros de Coelho. Como los Mundiales. Como la Coca Cola. Como la Inka Cola.

La lista es infinita y abarca todos los géneros. Uno se pregunta si en algún lugar existe la diferencia. ¿Qué es lo que ha cambiado finalmente?, ¿somos otros desde que nos comunicamos haciendo click aquí y allá?, ¿por qué seguimos cantando la misma canción de Piero el día del Padre, celebrando el día de la independencia el 28 de julio o haciéndonos regalos y atragantándonos con panetón y pavo en Navidad?, ¿qué cosa explica el regreso a los escenarios de Magneto?, ¿o acaso cantar el Waka Waka en el Mundial es un homenaje a las Chicas del Kan?

Existe una enorme resistencia a ser otra cosa. Es preferible y más fácil ser consumidor en serie. Si nos quedamos en casa podremos disfrutar la televisión viendo a Demi Lovato, que vista de cerca se parece a Miranda Cosgrove, que a su vez se parece a Selena Gómez, que se parece a Miley Cyrus, que se parece a Lindsay Lohan, que se parece a Britney, que se parece a Lady Gaga, que se parece a Cristina Aguilera, que se parece a Shakira, que se parece a Beyonce, que se parece a Riana...

La repetición, la reiteración, la redundancia: el inexorable opio de los pueblos.

C. Q.

jueves, 24 de junio de 2010

Tangos o Rancheras: El reencuentro entre Argentina y México

El Mundial de Sudáfrica -o el destino, para ponernos a tono con los metafísicos comentarios de los analistas de ESPN Deportes- ha querido enfrentarlos una vez más.

Periódico de a China quiere aprovechar esta ocasión para rendir un pequeño homenaje a los dos países cuya influencia en el resto de países de Hispanoamérica es palpable en innumerables ámbitos, especialmente en el que nos interesa, que es el de la cultura popular.

México y Argentina son los países más grandes entre todos los que tienen como primera lengua el español (o castellano, para que no se resientan algunas susceptibilidades), no sólo geográficamente; sino, además en el saludable deporte de sentirse el centro del Universo. Los habitantes de ambos países sufren de un desmedido apego por los colores de su bandera (con bandera, no me refiero al trapo ondeante que tenemos que “respetar” deshidratándonos en los desfiles escolares como si pre-púberes barrabravas fuéramos, sino de un orgullo patrio irracional que los psicólogos contemporáneos denominan como el Síndrome de “Latenemosmasgrandequetú”)

Sin embargo, mientras que el argentino siente que “es superior porque es argentino”, a la vez reconoce que la Argentina es cualquier cosa menos un paraíso terrenal; que a la hora de desaprovechar oportunidades como país, son como Messi pateando al palo contra Grecia; y, que la rica historia, las enormes potencialidades y el “empuje” de su pueblo sencillamente no existen. Es por eso que la Argentina siempre ha existido mirando hacia la otra orilla del Atlántico, renegando de sus raíces mestizas al punto de italianizar su castellano y eliminar el apellido materno que solemos llevar con mayor o menor orgullo los demás hijos (bastardos) de España. Curiosamente, Argentina sólo existe por un capricho administrativo en la Colonia, al contrario de países como México o Perú, que gracias al buen Pizarro y a Cortés, ahora se debaten en la inexistencia del día a día.

El argentinismo es una sensación espiritual que se basa prácticamente en nada y que exacerba el individualismo -como el sentirse “american” de los que viven al norte de los dominios del Cártel de Tijuana-. “Soy mejor que los demás porque soy argentino, y soy mejor que los argentinos porque soy más argentino que ellos” es el argumento utilizado para justificar el actuar de acuerdo a lo que les salga de las gónadas. Ése, tal vez, es el único mecanismo de protección que poseen para impedir que el delirio colectivo trastoque en suicidio en masa.

El mexicano, en cambio, no sufre (aparentemente) de esa arrogancia tan argentina. No levanta la voz a menos que esté en confianza. No te satura con sus proezas individuales y hasta te hace pensar en cierto nivel de sumisión al responder con un “mande” a la simple mención de su nombre (lo que te lleva, inmediatamente, a desear enviarlo a realizar todas las tareas domésticas que francamente nunca quisiéramos hacer) y, además nos hablan con ese acento musical que tanto nos recuerda a Chespirito, que pensamos que nunca nos podrán caer mal. Pero a poco de iniciar una conversación con un mexicano aflora ese sentimiento extraño basado en su auto-entendida supremacía nacional. Si el tema central son las mujeres, descubrimos que las más bellas del mundo son las de Monterrey. Si hablamos de violencia en Sudáfrica, nos aclaran, que violencia es la de Ciudad Juarez. Si, de corrupción; la suya es la mayor. Lo mismo sucede con lo que se les ocurra mencionar: ¿Que China tiene una cultura milenaria? Milenarios los mayas. ¿Que las universidades alemanas son las mejores si lo tuyo es la ingeniería? Es que nunca has ido a la UNAM. ¿Que pobreza? Nadie se muere de hambre como un mexicano. ¿Que riqueza? El hombre más rico del mundo es mexicano. Y así podríamos seguir eternamente. Así como un argentino nunca se cansa de demostrarnos que él es el mejor y los demás (incluso los demás argentinos) son de lo peor; un mexicano nunca se cansará de asegurarnos que cualquier extremo pertenece a su nación. La afición desmedida que tiene ese pueblo por romper ridículos records Guinnes (como el eructo más largo realizado luego de comer 17 tazones de pozole) sólo confirma lo que mencionamos.

Si el carácter de éstos -nuestros hermanos latinoamericanos- bastara para decantarme por un favorito en el partido, escogería por supuesto que perdieran los dos. Sin embargo, hablaba al comienzo de este post de su influencia en la cultura popular del resto de Hispanoamérica y allí si que es otro cantar: Mientras Argentina nos dió a Charly; México, a Juan Gabriel. Argentina, a Los Fabulosos Cadillacs, Calamaro, Fito, Spinetta; México a Paulina Rubio y a Maná. Argentina a Maradona; México a Hugo Sánchez. México nos ha torturado por décadas con sus telenovelas insufribles mientras que Argentina nos ha regalado los bailes de Natalia Oreiro, capítulo a capítulo de Muñeca Brava, sin crearle ni siquiera un guión. Argentina nos da a Campanella y México al bodrio de Raygadas. Y eso que no hablamos de Gardel o Pedro Infante; de Libertad Lamarque o Verónica Castro; de Atahualpa Yupanqui o de los Tigres del Norte. Termino diciendo que la idea argentina de hacer una serie adolescente para honrar el morbo adulto de ver a escolares con diminutos uniformes en sus primeros escarceos sexuales fue tomada por los mexicanos y, adecuada a su idiosincrasia, la convirtieron en: ¡RBD!.

De más está decir que espero que la goleada sea histórica y que le dure tres mundiales y que, de paso, desaparezca la CONCACAF y México tenga que jugar en el futuro el Mundialito de la Polinesia.

H. P.

martes, 22 de junio de 2010

Fear Factor: Vence tus miedos

En Periódico de a china somos recalcitrantes y desenfrenados. Apoyamos sin reservas la cocina tailandesa del siglo XV y la caza indiscriminada de pericotes zahoríes. A contracorriente de ecologistas y conservadores, creemos ciegamente en el azar y hacemos votos porque, sin razón ni justificación alguna, Scarlett Johansson pronto quede irremediablemente prendada de nosotros.

Tal disposición de ánimo nos hace proclives a las experiencias más extraordinarias. Vivimos a salto de mata y así como hoy escribimos un post sobre Melcochita o Ricky Martin, mañana nos embarcamos sin pensarlo en la búsqueda del oro perdido de Timbuktú. Y es que no le tenemos miedo a nada.

Por eso no nos sorprende encontrarnos con Fear Factor, un programa en el que vencer el ancestral miedo del hombre por meter la cabeza en una bandeja repleta de piernas podridas de cerdo, es algo tan natural como bien remunerado. ¿Comerse una tarántula viva? Póngannos seis (y si es hay que sacarlas de un pozo con caca, mejor). ¿Conseguir un cráneo humano de una cueva bajo el agua donde espera un cocodrilo? No titubearemos (y menos por 20 mil ó 50 mil dólares). Los actos de osadía, estimado lector, deben ser reconocidos en su justa y real dimensión. Allá los timoratos que piensen que cosas así sólo se hacen por dinero.

Fear Factor, en sus diferentes versiones alrededor del mundo, constituye un homenaje a los seres como nosotros, vale decir, un reconocimiento a las personas que no les importa nada y que por ello mismo son capaces de las proezas más humillantes y absurdas.

A todos ellos, desde Periódico de a china, les profesamos nuestro más profundo respeto y admiración.

C. Q.




martes, 15 de junio de 2010

Alemania o El Desparpajo Infantil

A trancas y barrancas llegamos al último análisis de los equipos mundialistas. Si, sé que en el papel figuran 32 selecciones, pero eso, en la práctica no importa demasiado. Con Alemania podemos dar por finalizado el análisis de TODOS los equipos, a pocos días del inicio del Mundial. Y como somos videntes y magos, les puedo asegurar que Sudáfrica empatará con México y que Argentina le dará un baile a Nigeria, para acabar el partido con un contundente 1-0 por obra y gracia de Heinze. Pero no nos desviemos más, aquí llega por los palos el máximo candidato a ocupar el segundo puesto del Mundial.

ALEMANIA

Ante todo, debemos dejar en claro que, aunque algunos despistados aseguren lo contrario, Alemania nunca ha ganado la Copa del Mundo. Quien sí lo hizo, y tres veces, fue un pequeño estado de nombre similar, llamado Alemania Federal (aunque debió ser la democrática, ya que democracia es sinónimo de elecciones populares de autoridades), que desapareció a inicios de los 90's sin dejar rastro, como Mc Hammer y Vanilla Ice. Si ya nadie habla de Yugoslavia, la URSS, Checoslovaquia, del Imperio Romano o de la Macedonia de Alejandro (que nadie se atrevería a decir que mantiene su legado en el ridículo país homónimo que pulula en los mapas de Europa), ¿porqué deberíamos hacer lo contrario con un país (que aunque los listillos que revisen la Wikipedia asegurarán que sigue siendo la RFA) formado por la fusión de dos antiguos enemigos? ¿Qué pasaría si el ganador de los Mundiales hubiera sido Alemania Oriental? ¿Se hubiera entregado, también injustamente, como herencia los títulos a la RDA? ¿Y si lo hubiera ganado la URSS? Ahora habría medio centenar de países asegurando ser campeones mundiales. ¿Y si lo hace alguna de las Coreas y luego se reunifican? Para evitar esos despropósitos, las Copas -por sentido común- no deben ser hereditarias. Si tu país ganó una, pero desaparece, pues habrá que resignarse y esforzarse para que el resultante labre su propia historia de gloria y no se comporte como en niño rico con la fortuna del papá.

Desde esta premisa, Alemania es un equipo bisoño que sin embargo ya ha logrado dar ciertas campanadas de alerta con respecto a su potencial, llegando a semifinales en dos Mundiales, con lo que ha llegado tan lejos como un país de muchísima más tradición copera, como es Corea del Sur. Eso habla a todas luces del carácter AGUERRIDO (nunca mejor dicho) del espíritu alemán (que ese sí se encuentra presente en la historia de la humanidad desde que se encargó, a punta de piedras puntiagudas, de extinguir al Neandertal sin ayuda de mariconadas como bombas atómicas o calentamientos globales.

EQUIPO

Alemania ha jugado todos los Mundiales prácticamente con el mismo equipo (94, 98, 2002, 2006), cambiando una o dos piezas cuando el mal de Parkinson o la demencia senil eran demasiado evidentes en alguno de sus referentes. Experiencia individual que le permitía compensar el poco roce mundialista colectivo. Sin embargo, para este Mundial, luego de la lesión de Michael Ballack, llega con un conjunto de jugadores jóvenes que se dedican a hacer un fútbol rápido y de toque que nos demuestra que va, de a pocos, encontrando su identidad futbolística en el estilo asiático, y no en los decrépitos sistemas tácticos de las antiguas Alemanias, con las que comparte sólo el nombre. Aunque su juego es poco vistoso, el talento y las ganas de un equipo que quiere ser revelación le hacen un rival de cuidado incluso ante selecciones tan coperas como Australia o México (con quien no se encontrará porque caerá eliminado en primera ronda)

ESTRELLAS

Como buen equipo asiático, aunque se encuentre ubicado geográficamente dentro de los territorios de la mayor potencia europea de la actualidad, el equipo es la verdadera estrella de Alemania. El juego en conjunto y la rapidez, así como la entrega en el campo, compensan que no tenga en sus filas un jugador del calibre del norcoreano (nacido en Japón y de padres surcoreanos) Tae-Se

RIVALES

Australia: País de rica historia mundialista. Con clasificaciones mundialistas desde 1974 hasta el 2006 (sin ninguna intervención entre esos años. Cuenta con un grupo humano donde la técnica individual y el buen trato del balón -equivalente sólo a la pasión de sus hinchas- son garantía de un paseo por el parque para Alemania.

Ghana: Equipo que corre, despliega energía, con gran parte de sus jugadores en equipos de Europa. En suma, como todos los equipos africanos, con excepción de Sudáfrica, que tiene muy pocos jugadores en Europa. Llegarán a la segunda ronda, porque Australia exige que los partidos se jueguen con pelota de rugby, Serbia es un equipo aún de menor roce que Alemania y la FIFA necesita al menos un par de africanos en segunda rueda, con lo que Joseph Blatter es capaz de entrar a la cancha para patear los penales.

Serbia: Uno recuerda a la gran Yugoslavia y se le encoge el corazón de emoción. Esos eslavos sí que sabían jugar al fútbol. Después vienen los recuerdos de Serbia y Montenegro, sucesora política pero sin el talento de la primera. Y, por último, descubrimos que esta es la primera participación de Serbia en un Mundial y, considerando que junto a Eslovaquia, son países de los que dudamos realmente que existan, no debemos excedernos en un análisis por demás innecesario. Basta con decir que su defensa no es tan mala, y que quizás empate con Australia.

PRONÓSTICOS

Alemania llevará la filosofía del juego japonés a niveles inverosímiles. Esa conjunción de Mercedes con Toyota de esta selección germana, es signo de la fuerza de la globalización en el plano sociopolítico en el siglo XXI. Después de maravillar en la primera ronda, se irá desinflando como la Unión Europea, producto de su inexperiencia y del rescate económico a Grecia, pero le alcanzará para llegar a la final (a menos que Italia haga efectivo aquello de que “más sabe el diablo por viejo” o “gallina vieja da buen caldo”) donde la lucha será a muerte para ver quién es el que termina intercambiando camiseta con Messi. El resultado les será completamente intrascendente porque, no lo olvidemos, ni siquiera son un país adolescente.

H. P.

sábado, 12 de junio de 2010

Gracias a Dios que se inventó el Play Station

Los humanos necesitamos ejercer la violencia (física o mental) sistemática o esporádicamente, de acuerdo a nuestro temperamento. No somos hormigas y, por eso, si no puedo tener el gratificante placer de saborear unos sorbos de agua de glacial en el avión privado que me lleva a constatar que los trabajadores de 12 años de mi fábrica en el sudeste asiático estén trabajando las 14 horas de rigor y recibiendo sueldos mensuales que no alcanzan el valor de la botella de 450 mililitros que llevo en la mano; tengo que conformarme con pegarle a la esposa cuando regreso borracho el día de pago, que para algo me mato trabajando de sol a sol.

Es por eso que la sociedad, que no es justa, pero es sabia, se reinventa a sí misma cada tanto para lograr amoldar nuestros instintos criminales al mecanismo de producción de riqueza de turno y encausar nuestra violencia en su propio beneficio.

Cuando este mecanismo de triunfo -éxito, o anhelo de él, que es el que mueve a la mayoría- falla (por falta de oportunidades, pobreza, exceso de competencia, paro laboral, etc) nos encontramos sin una ocupación repetitiva en la que concentrar nuestros pensamientos y sin la esperanza sana de ejercer nuestra poca o mucha cuota de poder sobre otros gracias a esa actividad. Entonces reaparece la macabra esencia del ser humano, que puede llevarlo a realizar actos tan deleznables como crear un blog como éste o -peor aún- a desarrollar ideas de justicia social y querer llevarlas a cabo (Mao, Hitler, Haya de la Torre, los emos).

Pero no sólo la Población Económicamente Activa posee esa tendencia al mal que nos haría escoger gustosos el lado oscuro de la fuerza. Los adolescentes (invento reciente, que es bastante nuevo eso de tener un periodo intermedio entre la niñez y la madurez) también lo poseen, con el añadido de estar bastante más desocupados. Y como sabemos, el ser humano con tiempo libre puede ser muy peligroso. Entonces, en su infinita sabiduría la Civilización Contemporánea -para evitar que se devoren unos a otros- ha generado espectaculares (y sobre todo, seguros) sustitutos del trabajo. Entre ellos tenemos los juegos de video (que nos permiten NO interactuar con otros seres humanos y, a la vez, satisfacer nuestras necesidades de violencia y competitividad) y las redes sociales (que cumplen con las únicas necesidades sociales que el porno no satisface, como son: el chisme y el restregar a los otros nuestros éxitos y además evitando charlas inútiles.)

Aunque en Periódico de a china somos reacios a reconocer que exista vida fuera de nuestras privilegiadas mentes -y nos reímos tanto de las chapucerías cuánticas de Hawkings, como de la prosa desprolija y colegial del Ulises- tenemos que hacer un alto a nuestros laboriosos ejercicios de megalomanía para recomendarles un pequeño cuento que les permitirá aclarar el contenido de este texto y entender hasta qué punto de crueldad puede llegarse si no tienes un Play Station. El enlace aquí.

H. P.

martes, 8 de junio de 2010

El Mundial: Alegato por la Masculinidad o El Plagio de Shakira

A pesar de la manifiesta salida del closet que algún rickimartiano redactor de este viril periódico ha pregonado en un reciente post, la inmensa mayoría de nosotros (o al menos el cincuenta por ciento) seguimos reconociendo en su justa medida las características inherentes de nuestro género. Una de ellas, quizá la más importante, es la de disfrutar de un partido de fútbol frente al televisor, acompañado de unas cuantas (varias) botellas de cerveza y sazonados con improperios y comentarios políticamente incorrectos, de preferencia de corte racial tanto contra los jugadores, público rival, entrenadores, dirigente FIFA; la Ebollah o contra uno mismo. Porque un viaje a Sudáfrica estará 2000 euros; la pelota oficial Jabulani, 250 euros; un menú en un restaurante barato de Johanesburgo, 54 euros. Pero mandar a la mierda al árbitro que le robó el partido a tu selección favorita mientras discutes con tus amigos de toda la vida sobre la injusticia de no tener a Bélice en el Mundial, no tiene precio. Por ello, volvemos a lo que, a aquellos que nosotros que desbordamos testosterona, más nos interesa y es: hablar de fútbol.

Por esta razón debemos señalar que cuando uno se prepara para ver éste Ragnarok contemporáneo que es el FIFA WORLD CHAMPIONSHIP, espera como mínimo identificarla con una canción épica con reminiscencias al Anillo de los Nibelungos de Wagner que permitan que uno desborde bravías lágrimas de emoción como sucede con el espectacular Himno de la UEFA CHAMPIONS LEAGUE (que más que de Wagner es un arreglo de Zadok el Sacerdote de Handel, pero también nos emociona).






Que tire la primera piedra el que no se emociona con este himno

Si nos entregásemos, al menos, al placer auditivo que nos brinda la conmovedora Un'estate italiana del Mundial del 90, aún sentiríamos que estamos apreciando un evento con la suficiente trascendencia histórica para justificar el levantarnos cada día para trabajar ocho horas e inyectarnos un nuevo shot de monotonía. Aceptémoslo, el Mundial nos hace sentir importantes, diferentes, vivos.



Una canción que de verdad parece de u Mundial y no de "Bailando con las Estrellas"

Pero si al encender el televisor, en lugar de esta música maravillosa que nos transporta a un Valhalla espiritual escucháramos un simple plagio de una mala canción de un mal cantante de merengue ochentero, y -por si fuera poco- interpretado por las Shakiras de aquellos tiempos, (tales eran Las Chicas del Can) y que, además goza de una letra que podría firmar nuestra querida Tigresa del Oriente. No queda sino aceptar, resignados, que la vida es gris; que Ronaldo y Messi se hacen cada vez más ricos gracias a nuestra inocencia; que los auspicios de Adidas y la Coca Cola son lo único épico del Mundial; y, que las caderas de Shakira son el equivalente visual y erótico de la cordura. Una cordura, que como jugadores irredentos del Pro Evolution Soccer y del Winning Eleven nos negamos a aceptar.


El Waka waka cantado por la casi mamá de Shakira (que estaba más buena que Shakira)

lunes, 7 de junio de 2010

Breve Test de Inteligencia: Pagarías por amor?

Imaginemos por un momento que se te aparezca el genio de la lámpara y te ofrezca otorgarte una pareja con características que tuvieras que escoger de entre las siguientes tres opciones:

1. Alguien que tuviera el rostro y el cuerpo que tu quisieras. Modelado de acuerdo a tus públicas y privadas fantasías. Que, por otro lado, sin preocuparse por tus atributos físicos ni económicos estuviera dispuesta a satisfacer todos tus deseos y se empeñara en cubrir todas tus necesidades.
Por si fuera poco, buscara, como fin último, ayudarte a alcanzar todos tus objetivos. Y para ello, dispusiera de una enorme red de contactos a nivel mundial, con el mismo espíritu altruista.
Es más, cada cierto tiempo rejuveneciera como por arte de magia y se viera siempre lozana (o lozano) y radiante. Incluso sería muy resistente a las enfermedades, con lo que no tendrías que preocuparte ni siquiera por su salud y sabrías que te acompañaría por muchos, muchos años. Siempre que lo quisieras, claro.

2. Alguien por quien, sin ser especialmente bella o inteligente (con un físico tan común que podrías confundirla con la pareja de cualquier hijo de vecino), tendrías que abonar una cantidad de dinero (Ya todos sabemos el nombre de dicha transacción). Y, pesar del desembolso, poseyera exiguos  talentos amatorios, dejándote siempre con un tufillo de insatisfacción a flor de piel. Eso, sin contar con que, por cada capricho erótico o la más sencilla tarea doméstica que le pidieras que realizara, tendrías que hacer un nuevo pago. Si pretendieras, encima, que realice funciones más complejas -como cuidar a los hijos- tendrías que haber abonar una cantidad muchísimo más alta que le permitiera operaciones del tipo “instinto maternal”.

Si eso no fuera suficiente para huir espantado, además tendría una capacidad poco común para adquirir enfermedades insospechadas, incluso si sólo se dedicara a mirar la calle por la ventana. Naturalmente, el precio que pagaste por ella, eso no incluye el costo de la curación de sus infinitas alergias y enfermedades.

Además envejecería tan rápido que antes de que logres acostumbrarte a ella, ya se habría convertido en una anciana (o anciano, caramba con esto de la corrección política) y ella misma (o él) te convencería de pagar por una pareja nueva, casi idéntica a la anterior pero más cara. Y teniendo que cargar con la culpa de haberte desecho de una pobre viejecita (o), solo porque ya no podía cumplir con sus deberes maritales con mínima propiedad.

3. Una pareja muy bella. Bella como estrella de cine (y no, no me refiero a Magaly Solier) y bastante hábil en juegos eróticos varios. Pero, lamentablemente, a pesar de su gran capacidad para fingir orgasmos al punto de hacerte sentir un semental de exportación (o sementala) estaría muy poco interesada(o) en el amor que probablemente estés dispuesto(a) a darle. Por ello, tendrías que pagarle una suma exorbitante porque acepte ir contigo a casa. Su obsesión por la moda podría además causarles graves problemas de pareja o, aún peor, terminaría por convertirte a la religión de la metrosexualidad y te dedicarías a comparar con tus amigos los vestidos de tu amada (o pantalones de tu amado).

Cabe acotar que el nivel de belleza de la primera opción puede llegar a ser tanta o mayor que la de la tercera. Sólo depende de cuán superficial seas, por supuesto. En mi caso la pondría mínimo como un híbrido de Nataly Portman con Scarlett Johansson y Kristen Stewart (díganme hueco, pero cómo me envidiarían. Y sí, me gusta Kristen Stewart y no soy emo.)

¿Ustedes cuál opción escogerían?

Parece fácil ¿No?

Sorprendentemente, el 96,7% de la población mundial se decanta por la segunda opción. El 1,8% por la tercera. El 1,7 por ciento por la novia de la secundaria. Y sólo, óiganlo bien, sólo el 0,1% de este planeta escogería la primera opción.

Puede usted pensar que estoy loco, pues usted no es ningún estúpido(a) y esa sería su opción principal a ojos cerrados (salvo por alguna oscura afición al pago por sexo, que eso de los hobbies es algo siempre respetable). Pues en breves momentos le demostraré que si ahora es un exitoso profesional, se debe más a la suerte que a sus propios méritos intelectuales.

Pero antes me gustaría plantear las siguientes interrogantes:
1. ¿No se llaman damas (damos) de compañía de alto vuelo a las terceras y simplemente putas (os) a las segundas?
2. ¿Hemos llegado a tal extremo de oligofrenia que tenemos que pagar por aquello que, inclusive siendo gratuito, nos puede brindar mucha mayor satisfacción?

Seguramente sus respuestas fueron: 1. Si --- 2. No

Las respuestas correctas son: 1. Si --- 2. Si

La primera opción es Linux. La tercera, la siempre cool Apple y sus Mac. Y la segunda, naturalmente, nuestro bienamado Windows de Microsoft, que permite que en este momento estés leyendo estas palabras, querido -y poco juicioso- lector.

Para terminar. ¿Saben cuál es la excusa más común para seguir en Windows? Que Linux NO ES FÁCIL. Díganme ahora si el símil propuesto no tiene sentido.


H. P.

jueves, 3 de junio de 2010

Shakira, el Waka Waka y un servidor

El equipo de redactores de Periódico de a china trabaja semana a semana para subir a la red los artículos más suculentos de la blogósfera. Para lograrlo, cada post es debatido, examinado y corregido con enfermiza minuciosidad. Nuestras discusiones, a la par que eruditas y apasionadas, son una muestra notabilísima de facundia y buen gusto. No vamos a negar que en más de una ocasión hemos terminado insultándonos entre botellas de pisco y cigarrillos baratos. Pero todo ello –a no dudarlo– se encuentra incondicionalmente puesto al servicio de nuestra vocación periodística y de nuestro compromiso con los lectores más necesitados: ustedes.

Así, por ejemplo, la pasión futbolística que exhiben los post de H. P. (me refiero a su larga retahíla de improvisados chascarrillos a propósito del Mundial) son, en buena cuenta, un disparate no compartido. Lo que en una democracia participativa y plural –como la que indudablemente vivimos en el Perú– llamaríamos una opinión diferente (al menos diferente a la del autor de este post). Seamos claros: ¿a quién diablos le interesa ver a 22 tipos en calzoncillo corriendo tras una pelota?, ¿cómo tragarse 90 minutos de transpiración, patadas, escupitajos y más patadas?

No es posible, sin embargo, explicar con palabras el tumulto de sentimientos encontrados que produjo en este redactor escuchar la canción oficial del Mundial. Le debo a Shakira haberme transportado a los inmaculados años de mi niñez. De pronto volví a verme coleccionando figuritas de Romario, Bebeto o el viejo Valerio. Pude verme celebrando el penal fallido de Roberto Baggio (el cual le dio su cuarta Copa del Mundo a Brasil) y recordar que luego de USA 94, mi fervor por el fútbol se ahogó repentinamente en un mar de aburrimiento y hartazgo.

¿Serás, pues, el “Waka Waka” el himno que nos devuelva a los desertores de este deporte la emoción de ver jugar a 22 analfabetos funcionales?, ¿será la cantante colombiana la abanderada que, a punta de talento e inspiración, logre hermanar a 32 países enganchados al televisor? Yo soy un convencido de los poderes de la música, y si tuviera que apostar mis riñones, apostaría sobre seguro: definitivamente Shakira transformará el mundo.

C. Q.

La Sabiduría llega al Facebook: Arjona por Cerati

Las redes sociales van llenando cada espacio de nuestra vida. Nuestras opiniones, nuestros paseos, nuestras relaciones sentimentales, nuestra familia, nuestros viajes, nuestros problemas gástricos, nuestras mascotas, nuestros hobbies. Todo lo compartimos. Hemos aprendido a desnudar nuestras vidas a través del Facebook como si de la ducha de un gimnasio se tratara. Y como la mayoría de desnudeces, por lo general sólo dan lástima. Pero algunas veces estas redes sociales sirven para algo más que mostrar las últimas fotos de la tía Hermelinda en la parrillada por el cumpleaños de la Pocha o para escribir frasecitas de filosofía emo casi casi recién sacadas de una agenda de “Pesadilla antes de Navidad”. Y no me refiero a las más de 10000 páginas racistas que los paladines de la corrección política se esfuerzan por erradicar, como tampoco me refiero a las “Fotografías de mi prima calata”. Es cierto que estos ejercicios de sinceridad se agradecen, pero no llegan al nivel de sabiduría y comunión espiritual que han alcanzado personas como quien creó el grupo de Facebook: “Dios, déjanos a Cerati y te mandamos a Arjona” y -sobre todo- ese Tomás de Aquino contemporáneo que, sabedor de la inevitabilidad de la muerte, y ejercitando la caridad cristiana en su máximo esplendor que agregó “Y si lo del genio Cerati no tiene remedio, llévatelos a los dos”. La humanidad tiene esperanzas, queridos lectores, y lo he descubierto gracias a la Web 2.0.

H. P.