sábado, 1 de mayo de 2010

La Tigresa y Wendy: Los Ángeles le cantan a la Tierra Prometida

El Perú, en cuestión de defectos en su población siempre está un paso adelante. Somos los más incultos, los más estúpidos, los más feos, los más cobardes, los más hipócritas, los más acomplejados y tantos más que nos hacen menos que a veces siento unas enormes ganas de quemar mi pasaporte y declararme refugiado del terremoto de Qinghai. Pero de pronto, demostrándome que hay un Dios, aparece ese ángel de leopardina ¿o atigrada? apariencia -que ya tantas alegrías le ha dado a mi orgullo patrio- para demostrarme que como mi tierra no hay dos. Entonces -con los ojos anegados por las lágrimas- me pongo la mano al pecho y grito a todo pulmón: ¡Tengo el orgullo de ser peruano y soy feliz! ¡Ríanse de los Tres Tenores o de los Fab Four! Lo único que me baja la euforia es que el Delfín, contrario a lo que parezca, no es Bambarén, sino un ecuatoriano. ¡Es que el norte también tiene lo suyo!

H.P.

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