viernes, 7 de mayo de 2010

Politología para Dummies (Segunda Parte): Voltea pa' la Izquierda

En el capítulo anterior mostrábamos las bondades de hacerse partidario de la derecha política, pero como nuestra promesa es ofrecerles todo el conocimiento doctrinario necesario para hacerse un hueco en el difícil mundo de las luminarias intelectuales que forman nuestros cuadros políticos, ahora les ofrecemos el análisis de la temida Izquierda.

POSTULADOS TEÓRICOS

Infatigable lector, lamento informarle que si su intención al incursionar en el mundo de la política se debe en verdad a la búsqueda de la equidad social y a contribuir con la desaparición de las injusticias, y por ello, no ha tomado ya la decisión de optar por la mucho más confortable derecha, se encuentra absolutamente equivocado. Debemos dejar en claro que la igualdad es un concepto decimonónico que no tiene cabida en un mundo que siempre va para adelante, como el nuestro. O diga, con la mano en el pecho, si estaría dispuesto a cambiar su Ipod o su carro nuevo por la posibilidad de un mundo mejor. Pues tiene razón, usted es una sola persona, y su sacrificio no va a arreglar el mundo. Una vez que ha quedado claro que no somos parte del problema y que hasta nos da penita que haya tanto negrito muriéndose de hambre en el África subsahariana o en nuestros cercanísimos Andes, podemos volver a lo que realmente importa de la política: Asegurar nuestro porvenir, el de nuestra familia y el de nuestros seres más cercanos y para eso debemos comprender lo que es la Izquierda, esa a la que nuestra alma revolucionaria nos ha dirigido.

La izquierda, y que quede claro desde un principio, no tiene nada que ver con el comunismo a la vieja usanza, cuyos postulados políticos el lector conocerá bastante bien mediante el visionado de películas sobre la Guerra Fría o el Dolph Lundgren de Rocky III. Este antiguo, fallido y frankensteiniano experimento que intentó llevar a la práctica postulados tan insensatos como el acceso masivo a la educación básica y servicios de salud y jubilación públicos, además, claro, de sus intentos de acabar con el mundo libre por medio de las armas y de los boxeadores sin corazón, ya ha visto pasar a mejor vida sus días de gloria -como el mismo Dolph Lundgren y tantas otras luminarias ochenteras- y podemos considerarlo algo tan extinto como el Australopitecus Erectus.

A pesar de ello, existe aún una islucha post-bananera y macondiana dirigida por un cadáver que se niega a dejar su cuerpo que reivindica esos arcaicos postulados y en la que conviven -en un sutil cóctel cultural- jineteras, tiendas de ropa cara y souvernirs aún más caros, dólares negros y dólares mal habidos, burócratas en bacanales y extranjeros en bacanales, vendedores de lo que sea, y varios millones de despistados que piensan que cuando Fidel se muera estarán mejor. Que sea el único país del mundo que cumple con los dos criterios de desarrollo sostenible -como son un índice elevado de desarrollo humano y una huella ecológica sostenible- es totalmente irrelevante, así que no nos ocuparemos tampoco de ello. Olvídense de marxismos, leninismos o trostkismos.

La izquierda de verdad, la que puede llevarte a una alianza política que te permita, como mínimo, colocar a dos o tres parientes en puestos clave del aparato gubernamental, se ha vuelto afortunadamente algo más elegante y lleva pegado como un apellido la palabra democrática, por lo que los extremismos dictatoriales, tan propios de derechas, aquí no están bien vistos. Si te gustan las experiencias intensas, puedes, no obstante, defender posturas límite en materias muy propias de izquierdas, como son: el ecologismo, el pacifismo, el feminismo, los derechos de los gays o la antiglobalización. ¿Igualdad? Ya saben que el derecho de los homosexuales a casarse o el de las ballenas azules a un hábitat saludable son las cosas verdaderamente importantes. ¡No me hagan acusarlos de terroristas!

ECONOMÍA: El libre mercado es, esencialmente peligroso, porque permite el abuso indiscriminado de las empresas privadas sobre los trabajadores y consumidores. Es por eso que el izquierdista opta por un mercado regulado por el Estado, en el que la cuota de abuso -así como el superávit- se hallan mucho más distribuidos entre la empresa privada y diversos funcionarios públicos.

La ventaja de éste modelo es que para proteger al trabajador se le restringe la mayoría de derechos con el fin de permitir una mayor ganancia a las empresas -y por lo tanto al aparato burocrático- lo que incidirá, a la larga, en un beneficio para todos. Ya saben que primero hay que sembrar para luego cosechar: la riqueza de unos pocos ahora, es la equidad de mañana. En esto, el modelo chino es paradigmático.

SOCIEDAD: El izquierdista es, ante todo y en contraposición con el derechista, un libre pensador, es decir: Apoya la energía eólica y la corrección política. No sueñen con frases peyorativas a ningún colectivo minoritario (salvo que sean de derechas); ni insinúen que para ustedes eso de la homosexualidad tan natural como que no es; ni mucho menos afirmen que a ustedes los animales como lo que son, y que los derechos de un niño hambriento deben primar sobre el de cualquier bestia sin importar cuán en peligro de extinción se encuentre. Para ti, izquierdista de corazón y de razón, en esto de la sociedad todos somos iguales (salvo que seas heterosexual de derechas y, para más inri, adinerado). Que realmente lo pienses, es lo de menos. No olvides que siempre podrás abrir el Facebook de un avatar para descargar tus frustraciones.

Algunos -como Hildebrant- dan, incluso, un paso más y defienden con uñas y dientes el derecho de la industria cultural a seguir siendo tal, pues el derecho de autor es definitivamente superior al de las personas a acceder a la cultura. ¿Cultura para los pobres? ¿Sin pagar? ¿Qué es eso, por dios? ¡Qué idea tan imperialista!

Otro aspecto bastante llamativo del izquierdista, es que, a pesar de ser un cosmopolita, tiene un enorme aprecio por las costumbres autóctonas de los pueblos. Es por ello que cuando se encuentra haciendo turismo no cesa de lamentar y recriminar a los pobladores por no utilizar sus ropajes típicos más que para las representaciones que acaban de realizar. La congoja es mayor cuando insisten en utilizar energía eléctrica o agua potable (maldita modernidad, ¡adonde vamos a parar! ) o cuando le intentan explicar que las ropas de fabricación en masa son mucho más baratas, cómodas y requieren menos cuidados. Por si fuera poco, al despedirse, dicen: Bye, bye ¡en inglés, por dios! ¡Como si nuestro adalid de la justicia social no tuviera un doctorado en cuarenta y ocho idiomas nativos!

DICTAMEN DE “PERIÓDICO DE A CHINA”

Las diferencias entre la derecha y la izquierda, son casi siempre sólo un asunto de forma. Regímenes como el de Zapatero en España o el de Lula en Brasil o el de cualquiera en China o Vietnam demuestran que la empresa privada puede gozar de buenísima salud en las duras garras del socialismo.

Sin embargo, le encontramos ciertos defectos a esta doctrina que no queremos dejar pasar. Entre otros la actitud de esnobismo intelectual que debes mantener y que requerirá que aprendas el nombre de algunos libros y que ¡horror! escuches siquiera a Silvio Rodríguez. La derecha al menos te brinda la posibilidad de estar en el umbral de la debilidad mental y llegar a ser presidente, como Bush.

La izquierda sin cultura, te condena a ser un Chávez o, peor aún, un Evo Morales (aunque estos tipos, queda claro, que representan a cualquier cosa, menos a una izquierda relevante). Por otro lado, el verte obligado a no despotricar de la estupidez de los derechos animales o saberte impedido de poder expresar una opinión sincera sobre cualquier minoría - nos hace -una vez más- insistirle en que la opción más recomendable es la derecha. Al menos con cierta frecuencia al pan le llaman pan y pescado al pescado.

H. P.

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