Hace poco nos rasgábamos las vestiduras mientras desde nuestro Olimpo moral vilipendiábamos al adiposo Tongo y nos avergonzabamos públicamente de nuestra peruanidad. Creíamos sinceramente -como de niño crees en superhéroes- que no habría nada peor en la web que la ex mascota de Jaime Bayly. Sin embargo, la Madre Patria nos ha enseñado -otra vez- que nos supera ampliamente -no sólo en el aspecto futbolístico- sino en el ámbito farandulesco que se nos ocurra. Y en prueba de ello, nos regalan una versión de la que fuera una mediocre canción de un grupete medianamente conocido -de los ochentas, creo – que en manos de un hispano total (y no mezcladitos como nosotros) se convierte en un poderosísimo himno de rebeldía que seguramente hará que todo joven – de edad o de corazón- se lance, inmediatamente, en busca de cds originales y reniegue de la burguesa costumbre de la piratería.
Ramoncín ha demostrado que no sólo tiene el nombre de rockero (y no mariconadas como Iggy Pop u Ozzy Osbourne) sino que defiende tradiciones musicales con el mismo empeño con que se esfuerza en abrir los ojos del mundo ante la brutalidad policiaca de quien presta un disco o se lo baja de internet. Ramoncín, es sin asomo de dudas, la versión dura de Susan Boyle (o de cómo sería Susan Boyle si hiciera gárgaras de vidrio)
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