
A comienzos de este siglo, gozamos de la esperada primera película, donde no se limitaron a darnos más de lo mismo, sino que valientemente dieron un paso adelante -pequeño en un zapato de tacón de doce centímetros pero enorme para la humanidad- borrando de plano la idea de que la vida de una mujer acaba a los cuarenta pues dejaron en claro que la ebullición hormonal producto de la cercanía a la menopausia no hace sino acentuar su crecimiento espiritual e intelectual haciendo que no sólo sean capaces de disfrutar plenamente de sus cuerpos sino también de la profundidad de ricos y complejos pensamientos desenvolviéndose con impresionante soltura en temas tan disímiles como: zapatos, hombres, zapatos, penes, matrimonio.
Carrie y sus amigas mostraron aquella vez que la mujer luego del éxito, los zapatos y la vida sexual activa con millonarios de dotación viril abundante no se deja estar, pues aún queda algo más, un paso importantísimo en ese estrogénico camino personal hacia la perfección: El deseo de casarse vestida de blanco en una fastuosa ceremonia. Gracias al grupo de amigas descubrimos que, aunque la sociedad machista y androcéntrica se empeñe en hacer ver como robots sin sentimientos a las mujeres exitosas, -por muchos pares de zapatos que tenga en su armario y aventuras carnales en su hoja de vida- ellas siempre mantienen la frescura de pensamiento, la ilusión y la fantasía de unas niñas.

Esta vez arremete valientemente contra la injusticia que conlleva la diferencia económica entre clases sociales y las terribles brechas que se han abierto entre ricos (como los de aquellos países árabes que no tendrán agua pero que donde hasta se suda petróleo) y pobres (como nuestras sufridas heroínas que se matan trabajando hasta cuatro probables horas al día para poder comprar zapatos de apenas 500 o mil dolaruchos) y nos ofrece un lúcido panorama de la economía mundial a partir del crack económico del 2008 y el esfuerzo de la clase trabajadora por reponerse a tan tremendo golpe.

Queremos terminar diciendo que el equipo de redactores de Periódico de a china la recomienda como una película de imprescindible visionado, no sólo por sus valores fílmicos sino por su importancia como estudio sociológico contemporáneo. Me atrevo a decir que deja a Ciudadano Kane como una película de aficionados y se acerca más bien a verdaderas joyas de la filmografía universal como Showgirls, sólo que sin culos y tetas descubiertos.
H. P.
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