Hace un tiempo pasmosamente largo (aunque en mi mente sea sólo como un suspiro o el parpadeo que debe significar la carrera de los Stones para la eternidad de Dios), en el siglo pasado aún, un escritor noruego decidió hacer una especie de "Introducción a la Filosofía para Dummies" para lo que, basándose en el inmortal "Mujercitas", crea una historia sin historia en la que fue insertando una síntesis bastante didáctica de los greatest hits de la filosofía universal. El experimento resulta bastante entretenido y vas creyendo que en realidad es una novela lo que está en tus manos, hasta que casi al final, sino al final, del libro, descubres que te han timado y te han vendido gato por liebre: Tu novelita rosa con ínfulas de Arjona, es en realidad uno de esos libros para intelectuales que fuman mucho, no combinan la ropa y nunca tienen trabajos de ocho horas bien remunerados. Curiosamente nadie destapó semejante Watergate y el criminal siguió impune, siendo traducido hasta en 54 idiomas y convirtiendo a "El Mundo de Sofía" en uno de los pocos éxitos de no ficción de la historia.
En este nuevo siglo, luego del triunfo rotundo del Twitter y su comunicación posmoderna de 140 caracteres, en el que los libros han sido sustituido por el Youtube y los comentarios en el Muro del Facebook, una argucia comercial como la anterior es imposible. Sin embargo la filosofía continúa siendo una inacabable veta de riquezas ilimitadas y tan sólo había que buscar la manera de mostrarla al gran público. ¿La solución? La misma que regresó a Calamaro a la popularidad y que, infaustamente, une al crisol cultural peruano: La cumbia. Ante ustedes, señores, la cumbia filosófica. Disfrútenla.
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