lunes, 30 de abril de 2018

Avengers: El Che Guevara puede jubilarse

 Las películas de Marvel, luego de unos tropiezos iniciales han logrado algo que a DC le cuesta demasiado: Tener una identidad. No importa quien las dirija o cual superhéroe sea el protagonista, salvo menores o mayores aciertos en los guiones, al final cada película siempre parece la continuación de la anterior. Pero si bien el mantener una personalidad ha logrado darle continuidad al MCU, también le ha obligado a mantener un núcleo -en recursos argumentales y personajes- del cual no ha podido separarse ningún filme nuevo, a riesgo de convertirse en un nuevo "The Increíble Hulk" (la que pese a sus defectos inmensos fue la última que trato de tomarse en serio el Universo Superheroico, error, por otra parte, en el que sigue cayendo DC). 
Entonces, cuando uno va a ver una película de Marvel no espera ni que le cambie la vida, ni desentrañar complejos subtextos, ni angustiarse por el destino de nuestros héroes o por el de la humanidad. Nosotros vamos por los chistes y por las peleas y, en esos dos aspectos, Marvel cumple a las mil maravillas. El humor funciona en varios niveles, desde el slapstick y el chiste práctico al diálogo ingenioso y la burla sutil hacia los estereotipos que representan los Vengadores. Este humor, comedido pero, también, desbordante hace que difícilmente caigamos en la trampa de tomarnos en serio el momento pseudo dramático (pero en dosis justas, que tampoco estamos hablando de Park Chan Wok), que es indispensable para disparar la escena de acción principal.
Una película de Marvel tiene más o menos la siguiente estructura: Presentación del o de los superhéroes de turno - Diálogo ingenioso - Momento tenso ante un peligro inesperado en el que conocemos al antagonista - Solución del problema - Se minimiza la amenaza o -de tratarse de una película coral- se reconoce el peligro y se convoca a los otros personajes. - Tensión entre los personajes - Dialogo ingenioso - Explota el conflicto entre los héroes - Los protagonistas son vencidos en el momento de su desunión - Entienden que deben estar juntos para ganar - Se unen de nuevo - Dialogo ingenioso - Pelea final - Triunfo - Dialogo ingenioso - Escena poscréditos que nos sirve de adelanto para la siguiente película.
Y eso es todo, simple pero efectivo, como la comedia romántica. Sin sorpresas pero con emociones básicas a raudales, saliamos del cine con la excitación de uno niños pequeños (y no como que nos hubieran tratado como a niños). 
Por todo eso esperaba más de lo mismo de la penúltima película de los Vengadores. Como mucho que terminara en el momento de "tensión en que parece que van a perder" puesto que en verdad solo estaríamos a media película y tendrían tres horas màs para deshacer los entuertos de los villanos. En realidad,  esperaba menos ya que con el mar de personajes que tenían que aparecer en pantalla asumí que con que tomaran lista ya se iba la mitad del metraje. Supuse que necesariamente se reflejaría la tensión de cuarenta y pico de egos tratando de demostrar la trascendencia de su personaje. Además que la imagen de Thanos daba más para un absurdo compinche de Skeletor que para "el villano más malvado del Universo". Por si fuera poco, pensé que Shuri, la hermana de Black Panther (que ha logrado que en mi corazón le diga "no eres tú, soy yo" a la Viuda Negra) no aparecería esta vez.
Sin embargo, quizá porque tienen esa película extra para volver al guión predecible o porque luego de diez años ya los fanáticos habían envejecido lo suficiente para que les digan que Papa Noel (quizás) no existe, han logrado un filme que si de verdad fuera el último, sería un broche de oro para un universo de bronce. La acción es trepidante; los personajes encajan perfectamente y no se les siente metidos con calzador, parece que todos aportan algo (al menos en un primer visionado); y, lo más importante: Thanos, es el primer héroe de verdad de toda la franquicia.
Porque, imaginemos que los superhéroes fueran reales. ¿No te indignarías, querido lector, de que solo usaran sus habilidades para mantener el penoso status quo de nuestra civilización? Ni acabar con las guerras, ni con la pobreza, ni con la injusticia ni con el calentamiento global ni con el tras de Bad Bunny. Simplemente están allí para defender al mundo, o debería decir, al capitalismo corporativo, de amenazas extraterrestres. - Para todo lo demás existe Mastercard -parece que nos dijera Tony Stark enfundado en su traje a medida de 5000 dólares (Lo cual es curioso, porque su personaje fue el único que al inicio de la franquicia intentó hacer algo real con su poder. Recuerden lo de "privaticé la paz mundial". Aunque, claro, Marvel reaccionó a tiempo para no espantar capitales, resucitó a Hydra para usarla como los Illuminatis del MCU y dejar tranquilo al sistema "porque funciona y nuestros héroes solo tienen que permitir que lo siga haciendo").
Entonces, de pronto en un lugar muy lejano aparece un tipo sin mayores poderes pero con una voluntad de hierro y una meta altruista: Salvar al Universo. Como todo aquel que intenta cambiar realmente las cosas, es incomprendido, acusado de genocida, tildado de villano. A medida que va ganando más poder, en lugar de aburguesarse se mantiene incólume en sus principios. Thanos no busca poder ni gloria, solo busca la salvación de la vida y, ninguno de los que se le enfrenta llega a proponer, ni remotamente, una solución alternativa. Están tan acostumbrados a que todo se vaya a la mierda progresivamente, que no ven que haya un problema; es más, ni se lo plantean (Lo cual puede deberse a que los Avengers pertenecen al sector privilegiado de la galaxia, a ese 1% del Universo que tiene asegurada su vida y la de sus nietos). Thanos sacrifica a su familia (Gamora), porque sabe que su ideal es más importante que sus egoístas amores. Mientras por el lado de "los buenos", la mezquindad llega al punto de no importarles que la mitad de Wakanda muera para salvar a Visión. Y es que para los Vengadores, "toda vida es importante" siempre y cuando esté dentro de su grupo social o, por lo menos, dentro de su número de Dunbar. Estoy seguro de que si Thanos firmaba un compromiso asegurando no destruir a ningún ser de los planetas amigos de los Avengers y a mantener  intactas las "democracias" occidentales, le entregaban sin ningún problema las gemas del infinito y lo invitaban a comer shawarmas en los poscréditos. 
Por eso es una maravilla esa parte final de la película cuando parece que Thor lo va a vencer ¡pero no! Por primera vez en el MCU aquel que tiene todo para ganar gana, sin importar sus motivaciones (Claro que el polvito en que se convierten muchos y la frase de Spiderman, en especial, son de lo más cursi que puede existir, pero no pidamos milagros tampoco) y, Thanos muestra, finalmente, lo prístino de su idealismo retirándose a un lugar remoto y mostrando esa sonrisa pacífica de quien ha cumplido su deber a pesar de todo. Tiene las gemas que lo convierten en el ser mas poderoso del universo y se va de ermitaño. Si eso no es nobleza absoluta, ya no sé lo que es. 
Tristemente, en la segunda parte, que debería llamarse "El Capitalismo Contraataca", sus conquistas se las llevará el viento, mientras los esclavos aplaudirán y aullarán alborozados en la boda fastuosa y multimillonaria de Tony con la dueña de Goop, con lo que seguramente cerrarán el ciclo de la franquicia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario