Ya se ha dicho mucho contra la película de Scott Pilgrim. Pero debido a que en la redacción de Periódico de a China el espíritu navideño suele durarnos algunos días extras, es que hemos decidido buscar los elementos positivos del film, para lo cual hemos pasado gran parte de las fiestas realizando visionado tras visionado, hasta encontrar un puñado de razones por las cuales ver la película.
La primera razón es Ramona Flowers (Mary Elizabeth Winstead), gran acierto de casting para el personaje de chica mala en proceso de redención. Su rostro no es realmente angelical, pero sí bastante dulce sin llegar a hacernos peligrar de caries visuales o diabetes. Se ve particularmente hermosa con el pelo rosa, con reminiscencias a Charlotte de Lost in Translation, incluso en cierta nostalgia que emana de ella.
La segunda razón es una escena memorable: La ex novia llega al piso de Scott y pregunta por él a su compañero de cuarto. Éste le dice que no se encuentra en el mismo momento en que éste se lanza, a la manera de Trinity al inicio de Matrix, por la ventana, para evitar confrontarla y, en seguida, se ve a Scott introduciendo medio cuerpo por la ventana para coger su abrigo, porque una cosa es escapar de la ex novia y otra muy diferente morir congelado en la gélida ciudad de Toronto.
La tercera razón es la evidente burla a los colectivos políticamente correctos, representados por los vegans (vegetarianos que tampoco comen leche o huevos) y sus ridículas y extremistas regulaciones autoimpuestas (castigadas con el fuego eterno o con la pérdida de los superpoderes, que para el caso es lo mismo). Los poderes místicos que se le atribuyen, simbolizan claramente el aspecto veladamente divino y religioso de estos nuevos credos. Podríamos hacer extensiva la crítica a ideologías tan cuadriculadas y vacuas como las de cualquier tribu urbana , colectivos pro o antitaurinos o cualquier ultra deportivo o defensor de los derechos animales o los derechos de autor y, sobre todo, ambientalistas.
Por lo demás, compartimos la opinión generalizada sobre las pobres virtudes de la película. Y me gustaría agregar que Michael Cera es un actor sobrevalorado ad nauseam y cuyo éxito me lleva a pensar que incluso los ochentas fueron mejores años (lo que ya es mucho decir) pues el héroe/loser adolescente de aquellos tiempos era el infinitamente más simpático Michael J. Fox.
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