miércoles, 28 de febrero de 2018

Black Panther: Enseñandole a las minorias que rebelarse es malo

 Luego de que DC se adelantara con la primera película de superhéroes protagonizada por una mujer, Marvel tenía que reivindicarse dándole el protagonismo a alguna otra minoría discriminada, así que qué mejor que la población afroamericana (Ya sabemos que la corrección política no permite decir negros, que es ofensivo y racista, como si fuera un color sucio del que no debemos hablar. Contradicciones que tiene el "buenismo"). El experimento les ha salido, económicamente, a pedir de boca y ya es la tercera película más taquillera de Marvel. Tanto éxito me hacía pensar que algo de bueno, además del color de los protagonistas,debería tener el filme para ir pulverizando tantos records.

Luego de su visionado, sé que solo tiene que ver con la ola de "empoderamiento" que tan de moda está; porque esta película entra, directamente, en lo más graneado del ranking de basofia fílmica palomitera de la última década.

 El nivel de aburrimiento que me ocasionó fue tal, que hubiera preferido pasar esas dos horas revisando las cuentas del Sector de Operaciones Estructuradas de Odebrecht escuchando los Greatest Hits de Wendy Sulca. Claro que una cierta dosis de masoquismo compulsivo y la necesidad de evitar el mismo tormento a los ávidos lectores de Periodico de a China, permitieron que en lugar de ahorcarme con los cordones de mis zapatos, terminara ese trabajo de parto que tiene por nombre Black Panther y, con las manos temblorosas iniciara los spoilers de la pelicula.

La historia, como todas las de Marvel, carece de profundidad en los personajes, está llena de lugares comunes y su predictibilidad es tal, que no sorprendería ni a un niño de cuatro años atiborrado de Ritalin. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de ellas, las peleas son soporíferas, las motivaciones de los personajes rayan en lo absurdo y, sobre todo, el humor no funciona: Los gags son repetitivos, gastados, rancios. El único personaje que logra generar simpatía es el de Shuri, la hermana de T'Challa, más no por su "inteligencia super humana", que de esos genios ya nos tiene hartos el Universo Marvel; sino, por su desfachatez, por su falta de respeto a los protocolos absurdos y medievales que, aparentemente, no son un lastre para que Wakanda sea la sociedad más desarrollada del planeta. Claro que el personaje va involucionando a lo largo del metraje, y termina convertido en la damisela en apuros corajuda, pero que solo logra salvarse por el heroísmo del protagonista. 

Black Panther es un engaño de proporciones épicas y lo hace tan bien, que muchos se congratularán de que por fin hay una película en la que las mujeres se hacen respetar (Por la especie de guarida pretoriana, formada por mujeres calvas y por la novia espía); a pesar de que siempre estén subordinadas a los hombres. Ya vimos el ejemplo de Shuri, pero hay más:

- Okoye, la líder de las Dora Milaje, acepta, aún de mala gana, al nuevo monarca, sin cuestionarselo. "Así son las cosas y hay que respetar las tradiciones" casi nos dice con la convicción de quien tiene una burka puesta; y, solo se rebela cuando descubre que el hombre a quien seguía originalmente, aún está vivo. "Mujer valiente, sí; pero los pantalones los tiene que llevar un hombre", resuena de fondo en su historia.

- A pesar de que las mujeres de la realeza logran robar la flor de los superpoderes, viajan a las montañas a buscar un hombre que beba su néctar y pueda luchar, hidalgamente, por recuperar sus privilegios. Aunque la madre de T'Challa le plantea, tímidamente, a Nakia que ella debería tomarla, ésta se rehusa, con la risible excusa de que "se necesita un ejército para recuperar la ciudad". ¿Y no existe, me pregunto, un pueblo de varios millones de personas dispuestos a mantener su status quo y que han sido fieles súbditos de su familia por centurias, lleno hasta las narices de vibranium, que podría ser el ejército del que dice carecer?

Justamente, el pueblo es otro engaño: El buenrollismo y la progresía, que se caracterizan siempre por su infantilismo dualista y su superficialidad al entender los problemas sociales, saltarán en una patita por ver una película en que los ¿como digo negros sin que se rasguen las vestiduras? son reyes, científicos, pacíficos y ricos; y no, pobres, violentos e ignorantes. ¡Al fin se hace justicia! ¡Esa raza orgullosa no es menos que nadie! ¡Así se debe reflejar a los emprendedores y no con cosas como la Paisana Jacinta! 

Claro que Wakanda representa, en realidad, a una élite cultural y económica estadounidense, educada y bien posicionada en altos cargos empresariales y del gobierno que ha aprendido a disfrutar de los placeres de la alta sociedad, como para estarse preocupando por esos otros millones que conforman el grueso de la población marginada, sin accesso a salud ni educación de calidad, pero sí a las varas de los policias. Los wakandeses son un grupo que cae bien porque "a pesar de su color son como nosotros" (O al menos, son como la idea que tenemos de nosotros).

Por otro lado, el filme deja muy en claro que, a pesar de las apariencias, "esa gente siguen siendo unos salvajes"; porque sino ¿Cómo se explica que "la sociedad más avanzada del mundo" escoja a sus líderes por medio de batallas a muerte entre los pretendientes al trono? ¿Cómo han podido sobrevivir milenios en un sistema que permite que un tipo que lleva un par de horas en el país y que es claro en su desprecio por el mismo y por su estilo de vida y que asegura que utilizará los recursos de la nación en guerras a nivel mundial y que resume su futuro plan de gobierno en algo como "Make Wakanda great again", llegue al más alto cargo solo por hacer más pesas que el "gobernante moderado y gentil"? ¡Qué hasta en los Estados Unidos llegar a eso le costó millones y mentiras descaradas a Trump! 

Por si fuera poco, el mejor amigo de T'Challa solo necesita una mínima decepción para echar por tierra toda camaradería y lealtad por su viejo amigo y traicionarlo por el recién llegado ("Es que así son estos oscuros" nos dicen subliminalmente los guionistas y el conglomerado de intereses WASP  que financian el filme). En cambio, el blanco que no tiene ninguna razón de aparecer en esta película, arriesga su vida dos veces por gente a la que no conoce porque...ya sabemos...es blanco y eso es sinónimo de santidad. Para más inri, el otro blanco que sale en la película, el supuesto antagonista, resulta ser una especie de Bukowski manco que más que criminal se nos muestra como un aventurero sin miedo, al que a veces se le pasa la mano, pero que es asesinado, cómo no, por un criminal de verdad: Un negro (Que en este punto, ya se les acabaron las sutilezas a los creadores de la película)

Finalmente, hablemos de ese delincuente, el verdadero villano: Erick, el hijo del hermano del antiguo rey, que fue asesinado por aquel, abandonando y sumiendo en la miseria a su sobrino. Su historia pudo ser la baza que jugara Marvel para darle una cierta trascendencia critica a Black Panther (Como alguna vez hizo, en sus inicios, con la primera Iron Man y la criminalidad que rodea al comercio de armas y de la que se arrepintió luego). 

El personaje de Michael B. Jordan, no tuvo los beneficios de la élite que le dio la espalda (Imaginen lo que hubiera pasado con Will Smith si no le habrían la puerta los tíos de Bel Air. Habría terminado, seguramente, haciendo rap político a lo Public Enemy) y tuvo que aprender que ser negro y pobre es una combinación desastrosa y que todos los que conocía tenían que convivir con ese estigma mientras la población blanca y "sus hermanos wakandeses" se negaban a compartir sus privilegios en "aras de su seguridad". Un personaje que pudo, que debió estar cargado de matices, termina siendo una caricatura del "malo muy malo" que demuestra en cada secuencia en que aparece que "solo quiere ver el mundo arder" y, por tanto, nadie siente la menor tristeza ni empatía cuando muere, a pesar de su cuasi redención. 

No es casual que la ciudad de donde proviene Erick, Oakland (Que no es ni por asomo un sitio duro, como Detroit, por poner un ejemplo) sea el lugar de origen de las verdaderas Panteras Negras. De una forma muy poco velada, contraponen el fracaso de un movimiento que intentó elevar las condiciones de vida afroamericanas (o la depravada actitud de Erick) al éxito de la utopía capitalista que representa Wakanda (Y la moral noble de los Obama... digo, de la familiar real).

Estamos, en suma, frente a una película que no solo es muy mala, sino que es, tan reaccionaria que no temería ponerla al lado de "El Nacimiento de una Nación" de Griffith. Claro que como la ironía se le escapa al espectador medio y, sobre todo, al millennial de izquierdas, verán todo lo contrario en esta cinta.



No hay comentarios:

Publicar un comentario