viernes, 16 de diciembre de 2011

Se acerca la Navidad:Yo quiero ser como el Mesías

Que Jesús haya sido una figura histórica real, es tan probable como que Humala vaya a implantar Pensión 65 de manera universal o que Nike cambiara esclavos por trabajadores en el Lejano Oriente. Sin embargo, ante la cercanía de las Pascuas nos adscribiremos al sentir popular y celebraremos el nacimiento de un tipo que, adelantado dos mil once años a su tiempo, llegó a hacer con su vida exactamente lo que yo quisiera hacer con la mía, pues, salvo por la regla de "Only boys", que no me tiene particularmente convencido (ya que aún no siento particular atracción por el amor que no hace distingos entre cromosomas X o Y), es absolutamente tentador pasarse la vida hablando de lo que te venga en gana (con alguna pequeña moralejilla final) para que tu grupo de seguidores -hambrientos de conocimiento pero analfabetos- piense que realmente tu compañía les esté sirviendo como un sustituto bastante competente de la educación regular. Porque claro, tú también eres un autodidacta de conocimientos variados en campos tan variados como la agricultura, la pesca,la artesanía en barro o los misterios teológicos del Padre. A cambio de tal dechado de cultura práctica, a tus discípulos no les importa perder sus mejores años dentro de la población económicamente activa, para dedicarlos a seguirte por el mundo viendote contrabandear licor en vasijas de agua y alimentando con un par de pescados y varias migajas a miles de hambrientos, como toda una Madre Teresa de Calcuta o una ONG cualquiera, justificando así todas las donaciones que no disfrutarán jamás -que ¡caramba!, tú eres el jefe y no vas a estar yendo por allí dando explicaciones-. 


Por si fuera poco, cuando te encuentres en viajes de representación para reforzar tu imagen de marca, no necesitarás utilizar siquiera centavos en los gastos de alojamiento y manutención de tu numerosa cohorte pues siempre habrá alguien que te acoja gustoso pensando que tu palabra podrá reconfortarle más que la masturbación mañanera acompañada de suave crema de manos. 


Vender esperanza es algo que no pasa de moda y -como la pornografía o los libros de autoayuda- siempre nos permite soñar con un mundo mejor. El efecto es aún más dramático si les ofreces un mundo luego de este mundo. Aún más, será el equivalente espiritual del gol de Maradona contra los ingleses si aseguras a tus seguidores que su fealdad es una virtud, que sus cuerpos contrahechos son regalos divinos y su estupidez borreguil, aquello que más place al  Señor. Luego de eso, fingir tu muerte y a echarse a disfrutar del fruto económico de tu divinidad, como el mismo Elvis. Y si alguien te llega a ver, caminando despistado por un terral galileo o en un paraíso tropical por medio del omnipresente Facebook, bastará con montar una resurrección de tres días y todo olvidado. Entonces, ¿Existe un destino mejor que el de Mesías?

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