domingo, 29 de julio de 2012

Antes de Batman Rises: ¿Porqué las pelis de Nolan son mejores que un libro de Nietzsche?

Es muy cierto que la calidad de un héroe es proporcional al poderío  del rival con el que debe enfrentarse. Pues no es lo mismo un gigante que aplasta bandidos en un camino cualquiera que Ulises engañando a Polifemo ni el capitán de un acorazado de guerra aniquilando piratas somalíes en piraguas que Miguel Grau enfrentando con su único buque a toda la armada chilena.
   
Los actos que ensalzan a un hombre por encima del arrojo patriótico o de una vulgar bravura son aquellos en que eres manifiestamente inferior a tu rival y, aún así, lo enfrentas, sabiendo que te puedes dejar la vida en ello. El heroísmo es ilógico, irracional, absurdo; es por eso que es tan escaso y tan admirado.


Si tienes todo el poder del mundo, es fácil convertirte en un paladín de la justicia como Supermán (Probablemente el personaje más plano del mundo del cómic: Justiciero mediocre, reportero mediocre y probable miembro del Tea Party) y aún así hacerlo mal, pues con todo el poder, al menos pudo acabar con la guerra en el mundo con la amenaza de sus superrepresalias (Un poco lo que hizo Iron Man, que utilizó el poder de su traje para eso y no para amedrentar carteristas que disminuyeran el valor comercial del metro cuadrado de tu zona)    


Si bien la fortaleza del rival es el requisito para convertirte en héroe, la complejidad de éstos puede lograr que seas uno interesante. Y es justo en esto, que la mayoría de películas de superhéroes fallan, pues casi siempre la historia trata sobre vencer a un supervillano cuyo único fin es el dominio mundial.


A diferencia de casi todas estas películas (y sí, también a diferencia del sobrevalorado Batman de Tim Burton), las de Cristopher Nolan se caracterizan por dotarle de enemigos a quienes no podríamos llamar simplistamente como "malos malísimos", ni siquiera como "malos" a secas, pues las motivaciones que los llevan a ser quienes son se encuentran más allá de la idea judeocristiana del mal absoluto.


En Batman Begins,  por ejemplo, el villano, Ra's Al Ghul es el líder de una sociedad secreta que tiene como fin purificar la raza humana, combatir el pecado y hacer de nosotros una sociedad global inmaculada (Pues como Josémaría Escrivá de Balaguer y el Opus Dei, o el bueno de Mitt Romney y sus mormones),

domingo, 1 de julio de 2012

Italia - España: Xavi es a Pirlo lo que mi abuela a Michael Phelps

Cualquiera que haya jugado el Pro Evolution Soccer en los últimos diez años sabía -antes del súbito reconocimiento de la prensa- que Pirlo es un jugador espectacular, pero no sólo eso, pues en el mundo hay muchos. Lo que hace diferente al italiano  es que su capacidad para mejorar el juego del resto de sus compañeros: Italia juega bien porque Pirlo juega bien; y, en un deporte colectivo, eso es mucho más valioso que las 25 bicicletas que pueda hacerte un Neymar cualquiera. Esa clase de jugadores es verdaderamente rara y -curiosamente- Italia "the master of catenaccio" ha tenido algunos de los motores más talentosos de la historia, como Roberto Baggio, Del Piero o Gianni Rivera.

Ese nivel de talento potenciador no está, por supuesto, al alcance de cualquier "fenómeno". Ninguno de los Ronaldos, ni el "Religioso", ni el Borrachín ni el "Shemale lover"lo han tenido. Ellos necesitan de un equipo que juegue para ellos, o, al menos, jugar solos y eso sólo crea leyendas individuales y, jamás, equipos legendarios.

Hay otro tipo de jugadores que parecen estar muy cerca de ese nivel pues su talento reside en el juego de toque más que en la gambeta personal, lo que necesariamente hace que dependan de los demás para desplegar su creatividad. Sin embargo, si ellos no tienen una genialidad, sencillamente pasan desapercibidos por grandes extensiones de tiempo en cada partido. ¿Ejemplos? Zidane y en menor -mucho menor - medida, Iniesta

Y hay otros a quienes la prensa, la fanaticada de un equipo popular y los programadores del PES interesados en ampliar sus mercados inventan poderes sobrehumanos y fabrican injustas glorias a jugadores apenas cumplidores y cuyo mayor mérito es ser lo suficientemente regulares como para no cagarlas cotidianamente. Son jugadores que basan su juego en el toque intrascendente, en demorar la pelota, en dormirla, en volver tan aburrido como el softball a un juego que se supone vertiginoso. Son jugadores que nunca se han dejado crecer el pelo y probablemente jamás hayan probado drogas ni ido de putas. Tienen vidas planas como su juego y eso, unido a ocasionales pelotazos con criterio en espacios vacíos, les generan ese aire de estar por encima de la humanidad que tan bien utiliza la prensa, deseosa de modelos intachables para vender camisetas sin miedo a escándalos maradonianos, para convertirlos en figuras. El ejemplo más evidente: Xavi. 

Curiosamente, en los últimos años, la presión extradeportiva lo ha idealizado al punto de ningunear a verdaderas figuras como el grandioso Pirlo. ¿Que Xavi es el mejor volante central de las últimas dos décadas? ¡Por favor! Qué facil es jugar a un toque con Ronaldinho o Cesc, o habilitar a un Messi a quién sólo basta con ponerle la bola a unos cuarenta y cinco metros de distancia para que llegue a ella con comodidad y meta no uno, sino dos goles a la vez. ¡Pero a ver intenten hacer lo mismo con el Pipo Inzaghi o Luca Toni!

Y sin embargo ¡Se ha llegado a decir que el verdadero talento del Barza no es Messi sino Xavi! 

Mientras la realidad nos demuestra que el Barcelona sólo gana con el argentino en cancha (y por eso lo hacen jugar de titular hasta en los entrenamientos con la sub 15 ¡no vaya a ser que nos ganen y quién agarra esa papa caliente!) y que España basa sus éxitos en la solidez defensiva, en su destreza en los penales y en matar de aburrimiento (que en eso sí, Xavi es un grande), Pirlo brilla en un equipo considerado injustamente como defensivo  como el italiano y con su calidad impresionante le acaba de dar un nuevo título a la Juventus (que se ahogaba en el mar de la mediocridad antes de su llegada).

¿El partido con España? Pues, en vista de mis desastrosos pronósticos en el Mundial (100 por ciento de desacierto), no aventuraré un resultado. Sin embargo, si existe un Dios, Italia gana 2 a 0 y Pirlo es elegido Balón de Oro del campeonato.

Finalmente, en honor del buen Xavi, tengo que decir que no considero que sea el jugador más sobrevalorado del mundo. Ni siquiera lo es de España. Ese gran honor ya lo tiene Valdez. Y si hacemos extensivo a los técnicos ese reconocimiento, pues Guardiola es indiscutible.