Luego de dos mil años, el mundo está preparado para un nuevo Mesías. Dios no tuvo un hijo, sino dos y uno de ellos acaba de elevarse al cielo rodeado de iPhones que no paran de realizar alabanzas a su grandeza. Y ya que la sangre divina corría por las venas de Steve Jobs, es lógico pensar que su legado cambiará el mundo desde los cimientos y que, futuras generaciones hablarán de un antes y un después de su llegada cuando se refieran a la cronología del mundo. Es casi seguro que cuando, en el futuro se hable de la evolución, se tenga presente la verdad absoluta del diseño inteligente de las iPads2 de uno de cuyos apps, se dice, se originó la consciencia del ser humano.
Claro que si no vienes de un país primermundista o tu condición socio económica te cataloga estadísticamente en un sector diferente al A o B, es muy probable que no tengas la menor idea de quién es la persona de la que estamos hablando. Sin embargo, hay que reconocer que su Altísima Gracia, Steve, ha gozado de mejor prensa que su hermano mayor, Jesús (pues, aquel ni siquiera figura en los libros de historia judíos de su época) ya que un buen porcentaje de seres vivos (incluyendo esponjas y frikis) ha escuchado, al menos alguno de los nombres que toma la suprema deidad, cuya característica común es la existencia de una "i" minúscula antes de la palabra (iPhone, iTunes, iMac, iDiot).