sábado, 29 de enero de 2011

Leusemia: Al colegio no voy más, ni al baile de promoción

La vida es una historia que jamás puede tener un final feliz. Por mucho que seas un modelo de éxito y la suerte te sonría en el plano económico, sentimental, sexual, profesional, místico o lo que sea que consideres importante, terminarás muriendo. Muchas veces, con un penoso paso por la vejez. Es inevitable: Cada día que pasa te acercas un poco más a ese dramático final de película coreana. No existe nada más falso que "Y vivió feliz por toda la eternidad", ni siquiera un modesto "Y vivió mediocremente por siempre". 

Pero el ser humano tiene a su favor que no es muy dado a pensar en términos tan contundentes. La esperanza de "una vida plena y feliz" casi nunca contempla una muerte simple y definitiva como cualquier otra y la "realización" de metas e ideales varios, cumple efectivamente con su función de placebo. 

lunes, 17 de enero de 2011

El APRA: Cambiando un Mercedes por un escarabajo

La crisis política en el partido de gobierno (que, para mayores señas, es el partido más antiguo del Perú, el que tiene más miembros y el que más se preocupa en que todos sus carnetizados consigan la tranquilidad económica que sólo un puesto en el aparato público puede brindarte, aunque eso implique triplicar el nivel de burocracia) ha calado muy hondo en el chismorroteo político. Mercedes Aráoz ha renunciado a ser candidata a la Presidencia y, además de dejarnos sin la única cara bonita de la competencia, ha dejado expuestas las profundas brechas que existen en el APRA, al que casi todos veíamos como un antro de ignorantes y violentos montoneros adictos a las corruptelas pero, eso sí, unidos como pocos.

lunes, 10 de enero de 2011

Tribus Urbanas (3): Los poetas incomprendidos

Para algunos, el grupo de poetas incomprendidos no es realmente una tribu urbana, pues, a diferencia de grupos más llamativos -como los emos o los metaleros- no destacan demasiado en la multitud y -también a diferencia de otros grupos- suelen recelar unos de otros y es raro que se frecuenten entre ellos, salvo en presentaciones literarias o artísticas, donde se mirarán de reojo mientras lanzan corteses saludos a mansalva alardeando con sus amigos no poetas (pero siempre del montón y admiradores de su ego) de sus virtudes innumerables. Sin embargo, aunque no se hablen entre ellos, suelen comportarse de idéntica manera, como si su conexión -por poetas, claro, no por amebas- fuera mucho más metafísica y profunda que la que pueden darle unas cadenitas o unas zapatillas Converse a otros grupos urbanos.